Barcelona es una ciudad que tiene muchos elementos atractivos. Si sitúa entre el mar y la montaña. Se beneficia del beneficioso clima mediterráneo. Cuenta con una gran actividad cultural y un patrimonio artístico único. Sus comunicaciones con el resto de la península y el mundo son increíbles. Todo esto hace de esta increíble ciudad como destino turístico y también un lugar perfecto donde vivir.
Uno de los puntos más destacables de Barcelona son sus increíbles edificios. Es un placer pasear por sus calles y descubrir los grandes hitos de la arquitectura modernista que atesora. Sin duda es uno de sus elementos más característicos como ciudad y que la hacen tan interesante. En este artículo vamos a hablar de la Sagrada Familia como máximo exponente del modernismo catalán.
Para hablar de la Sagrada Familia tenemos que hablar inevitablemente de Gaudí. Su vida está indudablemente asociada a la construcción del Temple Expiatori de la Sagrada Família. Toda la plenitud y talento de este increíble arquitecto se muestra en este increíble edificio religioso al que lamentablemente no pudo ver finalizado.
Antonio Gaudñi i Cornet nace entre Reus y Riudoms (aún existe controversia sobre su lugar de nacimiento) en 1852. Sus estudios de arquitectura los realizó en la Escuela de la Lonja y en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Es en 1883 donde las historias de Gaudí y la Sagrada Familia se unen. El genial arquitecto no fue la primera opción para la realización de este emblemático edificio.
La idea de construcción de este templo fue de Josep Maria Bocabella y el sacerdote Josep Manyanet. Para ello se creó en 1866 la fundación Asociación Espiritual de Devotos de San José que se dedicó a la recaudación de fondos para tan ambicioso proyecto. 15 años después consiguieron el dinero suficiente para adquirir el solar que por aquel entonces pertenecía a El Poblet que era un municipio independiente de Barcelona.
La financiación de la construcción de la Sagrada Familia se realizó mediante aportaciones privadas en forma de limosnas y donativos lo que causaba que las obras fuesen a un ritmo más lento. La búsqueda continua de dinero para proseguir las labores de construcción eran el trabajo incansable de esta Asociación.
El primer arquitecto que se encargó del proyecto fue Francisco de Paula del Villar y Lozano. La primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1882. Como anécdota cabe mencionar que Gaudí asistió a esa ceremonia como invitado ya que fue ayudante en varios proyectos del arquitecto Villar. Las obras sin embargo no comenzaron hasta mas de un año después.
La inicial idea del templo era una iglesia de tres naves de estilo gótico con sus elemento característicos. De ahí que lo primero que se construyó responda a este estilo arquitectónico. Villar tenía continúa desavenencias con Bocabella, que era a su vez asesorado por el arquitecto Joan Martorell. Toda esta situación hizo que Villar abandonará el proyecto.
¿Cómo es posible que este ambicioso proyecto acabará en manos de Gaudí? Por aquel entonces tan sólo contaba con 31 años y no había realizado ninguna gran construcción. Sin embargo su carrera estaba plagada de grandes trabajos sobre todo de la mano del mecenazgo de el Industrial catalán Eusebio Güell ( y que podemos admirar aún en la actualidad como joyas del modernismo catalán).
Su meteórica carrera y su buena relación con Martorell, hizo que fuese recomendado como arquitecto de la obra de la Sagrada Familia. Y aquí es donde empieza verdaderamente la historia que ha hecho de este edificio sea considerado como Patrimonio de la Humanidad.
La genialidad del arquitecto hizo que se cambiara totalmente la concepción del templo. Buscaba una arquitectura más orgánica. Abandonando las ideas del neogótico iniciales pretendía que el interior se asemejara a un bosque. Las increíbles técnicas de arquitecturas usadas por Gaudí quedan reflejadas en sus maquetas.
Consciente de que la construcción de la Sagrada Familia duraría varias generaciones Gaudí intentó dejar cerrado todo el proyecto y promovió su verticalidad para favorecer la construcción. Gaudí sólo pudo participar en la construcción de la cripta, el ábside y parte de la fachada del nacimiento. Aunque dedicó sus últimos 15 años de su vida exclusivamente a esta titánica obra no la pudo ver más avanzada.
Muere en 1926 y tras su muerte haciéndose cargo de su obra su ayudante Domingo Sugrañes. Las obras se paralizaron durante la Guerra Civil Española, y parte de sus proyectos y maquetas fueron destruidas. Se rescataron los restos y pudieron ser reconstruidos.
En 1944 se reemprendió la construcción del templo de manos de los salvadores del trabajo de Gaudí: Francesc Quintana, Isidre Puig i Boada y Lluis Bonet i Garí. Intentaron buscar la manera más fidedigna de seguir los proyectos de Gaudí para la Sagrada Familia. En la actualidad el arquitecto Jordi Faulí i Oller es el actual director el proyecto.
La Sagrada Familia aún tiene mucha historia qué contar. Al final el crecimiento de Barcelona absorbió el templo con los consiguientes problemas urbanísticos. Es un de los edificios religiosos más visitados del mundo y en el que podemos apreciar el talento y pasión del genial Gaudí.